Cuando cayó éste, las arcas del Estado estaban vacías y los conservadores se dirigieron a Washington para solicitar créditos.

El Senado norteamericano rechazó el proyecto de tratado de asistencia, pero el Presidente Taft autorizó préstamos bancarios con garantías y bajo, condición de que un Director de Aduanas designado por él fiscalizara el destino de los ingresos.

Los conservadores aceptaron el plan y apoyaron la elección del Presidente Adolfo Díaz (1911 1916), que lo haría ejecutar.

Los liberales iniciaron una violenta campaña contra estas medidas y la creciente influencia de los intereses económicos norteamericanos.

Cuando estalló la lucha armada, buques de la marina de guerra de Estados Unidos desembarcaron fuerzas que la dominaron.

Destacamentos de marinos norteamericanos quedarían en guarnición en Nicaragua.

Una de las razones que se dio para mantenerlos en el país, fue la necesidad estratégica de poder intervenir rápidamente en defensa del Canal de Panamá, abierto en 1914, durante la primera Guerra Mundial, y de proteger la región del segundo canal que se proyectaba trazar aprovechando el Río San Juan, para la construcción del cual se firmó en Washington, el 5 de agosto de 1914, el tratado Chamorro Bryan, entre Nicaragua y Estados Unidos.

La oposición de Costa Rica y El Salvador hizo fracasar el proyecto.

En 1925, el General Emiliano Chamorro asaltó el poder, liquidando de hecho el régimen constitucional existente.

En 1926 los liberales se levantaron en armas, estallando en Bluefields la Revolución Constitucionalista que instaló su gobierno en Puerto Cabezas, en la Costa Atlántica nicaragüense, donde estableció su sede el Presidente Dr. Juan B. Sacaza, quien era el llamado a ejercerlo constitucionalmente.

Los ejércitos de la revolución eran comandados por el General José Maria MoncadaEl Presidente Coolidge envió dos mil marinos para salvar el régimen de Adolfo Díaz y un mediador oficioso: Henry L. Stimson.

Por fin, conservadores y liberales convinieron en celebrar elecciones libres bajo fiscalización de observadores norteamericanos.
Triunfó el General José Maria Moncada, en 1928.

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