El río chiquito bordea el cerro por el norte, rodeado de vegetación y con acceso transitable durante todo el año.
Desde allí ofrece interesantes panorámicas hacia los diferentes puntos de la ciudad.
En el conjunto se destaca este inmueble por su monumentalidad.
Cuarta de las que se construyeron en el mismo asentamiento, se erigió por iniciativa del Obispo Isidro Bullón y Figueroa en 1747.
Se techaron sus naves durante el obispado de Esteban Lorenzo de Trístan y Esmoneta.
En 1786 el Obispo Juan Félix de Villegas le añadió dos tramos y termino la sala capitular.
Las columnas son cruciformes, con la típica estría antigüeña que las recorre hasta continuar en el intradós de los arcos.
Su entorno arquitectónico circundante, que originalmente debió ser muy rico y homogéneo como lo demuestra la composición de la casa cural, esta totalmente alterado con edificaciones irrelevantes, muy aisladas.
Esta iglesia representa la culminación constructiva y especial desarrollada en sutiava además de una evolución estructural, ya que se hace uso de las cúpulas de media naranja y la bóveda de baúl para cubrir espacios cuadrados y rectangulares.
Fray Pedro de Zuñiga de la orden Franciscana, original de Puebla de Alcocer, hijo de la Santa Provincia de los Angeles de donde vino en Misión a Nicaragua, en aquellos días de las primeras empresas espirituales que habían de continuar la ruta espléndidamente abierta en nuestro suelo nicaragüense y conservarla hasta el presente, en piedras y reliquias, las huellas de aquellos tiempos de fé.
Aunque la falta de monumentos fechados de este tipo no permite preciar la época a que pertenecen. Es notable la influencia neoclásica en la decoración interna, principalmente en los elementos de soporte.
El cielo de la capilla de San Benito esta pintada con escenas de su vida y el de la sacristía se encuentra bien labrado y decorado, sobre todo en las vigas y tirantes.