Es difícil encontrar un lugar que exhiba tantos contrastes como éste, pues se parte de un hermoso archipiélago en un inmenso lago de agua dulce, se viaja a través de un hermoso y ancho río rodeado de pintorescas poblaciones y reservas naturales para finalmente llegar al bellísimo mar Caribe.
El arco de agua que se extiende desde Granada hasta San Juan del Norte a través del Lago de Nicaragua 200 kilómetros abajo del río San Juan, es llamado “La Ruta Dorada” del turismo, un título muy merecido, y cuyo desarrollo se continúa llevando a cabo.
El río San Juan y su entorno son verdes, calurosos y de abundante y exótica vegetación, y representan una de las más extensas reservas naturales y de vida salvaje que existen en Nicaragua. El río es un punto de destino que impone un gran reto por lo remoto de su localización, pero la recompensa es muy grande y los recuerdos invaluables.
En su curso superior, es decir entre el lago y el poblado de El Castillo, el río es una ancha y serpenteante corriente con sus riberas abiertas, normalmente cubiertas de pastos y con cierta población dispersa en sus orillas.
Entre El Castillo y la desembocadura de su afluente el río San Carlos, el agua salpica entre raudales y las riberas se tornan más selváticas y solitarias. Entre este último punto y el comienzo de su bifurcación, el San Juan es ancho y majestuoso con varios trayectos rectilíneos flanqueado por una selva tropical (La Reserva Indio-Maíz) llena de una flora y fauna inigualable, que se inicia sobre la margen izquierda.
Finalmente, a unos 25 kms antes de su desembocadura en el Caribe, el caudal se desparrama originando un delta pantanoso en medio del cual han quedado lagunas entrampadas, siendo la terminal y principal la laguna de San Juan del Norte, antes llamada Greytown Bay.