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El río es navegable por embarcaciones de mediano calado, salvo en la parte de los raudales y delta, donde es menester el uso de botes con motor fuera de borda, pero en el siglo pasado lo vapores solían llegar hasta el raudal de El Castillo, donde los pasajeros transbordaban a un segundo vapor para navegar hasta el Lago de Nicaragua. A partir de 1860 la progresiva sedimentación en el delta redujo el calado para las embarcaciones que pueden ingresar del mar al río.

¿Ha escuchado usted aquella frase «San Juan de mis recuerdos»? Bien, pues muchos pueden pensar en Puerto Rico pero los nicaragüenses sueñan fácilmente con su orgullo, el Río San Juan. Esta fuente de inspiración de poetas como Rubén Darío, fluye 180 Kms desde el Lago de Nicaragua hasta el Mar Caribe.

Las manifestaciones culturales de la zona y el ambiente idílico creado por la exuberante naturaleza, hacen de éste, un viaje absolutamente fascinante.

Los Guatuzos

Antes de tomar río abajo el San Juan, asegúrese de viajar a través de la esquina oriental del Lago Cocibolca o Lago de Nicaragua, para investigar esta extensa faja de tierra húmeda cubierta de manglares y vida salvaje protegida, que limita por el sur con Costa Rica y por el norte con la costa sur del Lago Cocibolca.

Además de la miríada de especies animales, el área está habitada por unos 1,700 pescadores y granjeros que subsisten en once pequeñas comunidades, quienes son descendientes de los Zapote y Guatuzo (o Maleku), pueblos que originalmente se establecieron ahí al igual que los Mestizos que llegaron al lugar en el siglo XIX en busca de los árboles de caucho.

En el pasado, este lugar situado muy cerca de la intersección de los ríos Frío y San Juan, fue hábitat de los fieros indígenas Guatusos, de costumbre fluviales y selváticas, muy temidos por los habitantes de San Carlos, especialmente por los caucheros que fueron los primeros «hombres blancos» que se internaron en el siglo pasado pasando por el río para extraer el látex del árbol de hule.

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